Lejos de mi casa, en mi hogar
Derrepente paró el coche, bajó y aspiró una larga y lenta bocanada de aire mientras se estiraba por completo. Involuntariamente se le dibujó una sonrisa satisfecha en la cara acorde con su mirada de ojos cerrados, placida, tranquila. El verde y la frescura lo envolvía todo. Nada quedaba ya, era por fin libre. Ese era su hogar
2 Comments:
Qué gusto poder saberlo de una forma tan clara.
Y notar q eres inmortal tras cada viaje... y saber q tu alma respira un mismo aire, no importa el lugar.
Encontrar tu sitio, mirarte a los ojos a ti mismo.
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