siempre, siempre...
Ella sonreía con mirada desafiante, muy orgullosa de sí misma. Pero algo no iva bien, él seguía sonriendo. ¿Es que realmente le daba igual? ¿Entedía exactamente la situación?¿Se le habría escapado algún detalle, algo con lo que no hubiese contado? No, no podía ser. Esta vez no.
Él se acercó a su oreja, susurró algo que fue modificando la expresión de su cara gradualmente. Algo que borró su estúpida sonrisa de niña enteradilla...
Terminó, se separó un poco de ella, sonrió y le guiñó un ojo.
-Ala, cuidate mucho guapa-. Se levantó y se fue.
Ella no podía moverse. Cualquiera la habría confundido con una estatua de cera sino fuese por los ojos llorosos.
-...que cabrón...- Susurró entre rabia, impotencia y mucha, mucha pena.
Él se acercó a su oreja, susurró algo que fue modificando la expresión de su cara gradualmente. Algo que borró su estúpida sonrisa de niña enteradilla...
Terminó, se separó un poco de ella, sonrió y le guiñó un ojo.
-Ala, cuidate mucho guapa-. Se levantó y se fue.
Ella no podía moverse. Cualquiera la habría confundido con una estatua de cera sino fuese por los ojos llorosos.
-...que cabrón...- Susurró entre rabia, impotencia y mucha, mucha pena.
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