2006/09/25

dulce silencio

Jajaja, después de gritar al frío de la noche como un poseso, y de correr, y de sentir el vacío embriagador de la madrugada proxima, cayó boca arriba sobre la hierba; mirando sonriente las estrellas que le devolvían el guiño, y se nublaban cada dos segundos con el vaho de su jadeo. Sonreía, sonreía libre, libre, libre. Todo quedaba atras, sólo el y el universo, notaba como su mente se oxigenaba con ese aire puro y purificador, mientras, el cementerio callaba.