2006/12/01

El resto estaban sentados,

, repartidos entre las dos estrechas camas de la habiatación, hablando de sus cosas, riendo, gritando; estaban de fondo.... estaban de más. Sólo ellos dos se encontraban tumbados de lado, en silencio, con la vista puesta en la conversación de los demás, pero la mirada fija en el corazón del otro. Y aunque apenas se habían conocido hacía tres dias, tenían ya una rara atracción.
Ella estaba de espaldas, con el pelo mojado y pijama. Él, con la espalda contra la pared, notaba su respiración en el pecho por estar conectado a ella completamente. Y conectados como estaban surgió una erección inevitable como un rayo, y tras dos segundos interminables de vergüenza decidió no apartarse, sino acoplarse aun mas a su cuerpo. Fue entonces cuando colocó por primera vez de miles, su pierna por encima de la cadera de ella, y sus pies comenzaron a acariciarse dulce y suavemente bajo las sábanas, de forma tímida al pricipio, y con fuerza después.
Notaba como los dos corazones se aceleraban, pero ella no se giró y él no dijo nada. Mientras, los demás seguían ajenos, sumidos en sus tonterías mundanas.
Estaban excitados como nunca antes lo habían estado, pues se trataba esta vez de una excitación diferente, una excitación espiritual, que los encerraría a uno en el otro parasiempre, con funestas consecuencias...
Y así, enganchados en alma y cuerpo, llegó la hora de dormir y la habitación se fue quedando vacía. Cuando llegó su momento, ella eligió quedarse, no podía marcharse, no podía ser de otra forma. Y con la excusa del sueño, se deshizo de su amiga.
La habitación quedó a oscuras encerrando a tres personas en dos camas.
Fue entonces cuando quedaron cara a cara. Ella con los ojos cerrados, los de él abiertos de par en par fijos en su nariz, sus ojos, sus labios... sus labios. Poco a poco se fue acercando, muy lentamente...

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

vine aquí buscando esto.

10:55 p. m.  

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