2008/09/10

sssshh

Cuando volví a casa, la encontré tirada en el sofá. Dormida. Apestaba a wisky, y su cuerpo estaba retorcido, con las piernas entre abiertas y el cuello girado.
"Aún en éste estado es sexy" pensé mientras dejaba el estuche de la trompeta sobre el recibidor.
Nuestro pequeño salón estaba en penumbra. El amanecer se encontraba cercano. Me bajé los tirantes pero no me quité el sombrero. Me gustaba llevarlo siempre, quitármelo sólo para dormir, me hacía sentir como a mediados del siglo pasado. Pero Madrid en el 2008 nada tiene que ver con el manhatan de los años treinta. Los trompetistas no eran considerados unos genios, ni tan siquiera artistas, sino gente rara, que tocaba instrumentos raros, y que practicaba una música incomprensible. Los cabarets no existían, tan sólo quedaba la sombra de ellos en forma de garitos de estriptease cuyas chicas coqueteaban o se ahogaban en la prostitución, y vivir con ellas no era tan interesante. Todo había pasado, pero a mi no me importaba.
Me serví una copa, y me senté en el sofá a su lado. Acariciando su rodilla y dejando caer lentamente mi mano cuesta abajo. Ella estaba rendida pero consiguió entreabrir los ojos
- Cómo estás nena...

2008/09/09

El garito de jazz

Sombreros, tirantes, humo, sofas, mujeres despanapantes con tacones y tatuajes en los tobillos. Otra historia, otra tribu.
Algo comienza